diumenge, 2 de juny del 2013

Rafael Alberti- Lo que dejé por ti

Rafael Alberti- Lo que dejé por ti 

LO QUE DEJÉ POR TI

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

1. Biografía de Rafael Alberti.

Rafael Alberti nació el 16 de diciembre de 1902, en el Puerto de Santa María (Cádiz), donde vivió durante su infancia y parte de su juventud. Fue un escritor español, muy reconocido como poeta, además de miembro de la Generación el 27. Aunque al principio se dedicó a la pintura para luego desviar su vocación hacia la literatura. Está considerado uno de los mayores escritores españoles de la llamada Edad de Plata de la literatura española, cuenta  con numerosos premios y reconocimientos como el que recibió en 1924, el  Premio  Nacional de Literatura por su primer libro de poemas Marinero en tierra. Después de la Guerra Civil Española se exilió porque militaba en el Partido Comunista de España. Al volver a España, después del  fin de la dictadura franquista, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1983 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz en 1985. Publicó sus memorias bajo el título de La arboleda perdida y finalmente murió en su ciudad natal el 28 de octubre de 1999, a los 96 años.

2. Presentación del poema.
Este poema se llama ‘Lo que dejé por ti’ y pertenece al libro: Roma, peligro para caminantes que fue escrito en 1968.

3. Lectura del poema.

4. Explicación de su contenido.
Este poema pertenece a su época de exilio en Roma. En él, el poeta expresa todo lo que ha tenido que dejar para estar en la capital italiana. El tema del poema es el abandono del poeta por estar allí. Rafael Alberti expresa un abandono de sus recuerdos y experiencias y al final le pide a la ciudad donde está que le devuelva todo lo que dejó para estar en Roma. Por otra parte, al pertenecer a una familia de origen italiano seguramente  fue el motivo por el cual le pidió a Roma que le devolviera todo lo que él tenía antes.

5. Principales recursos estilísticos empleados.
Los principales recursos estilísticos  empleados son: la anáfora, que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de los versos “deje”. Y una personificación, con la cual Alberti personifica la ciudad de Roma, ya que al hablarle está dando por supuesto que tiene capacidad de escuchar como los humanos.

6. Estructura métrica de la composición
Todos los versos miden 11 sílabas.

7. Valoración personal.
Este poema pertenece a su época de exilio en Roma. En él, el poeta expresa todo lo que ha tenido que dejar para estar allí. Es decir abandonar a su familia y a su tierra. Yo pienso que tiene que ser duro tener que exiliarte de tu país por un régimen político al que no te quieres someter. Además creo que para Alberti debió de ser una época difícil, no solo porque pasara por Buenos Aires, Punta del Este y al final por Roma, sino porque el poeta tenía mucho apego a su tierra y en este poema expresa todas las cosas que ha tenido que dejar durante su exilio.


dimecres, 22 de maig del 2013

Miembros de la generación del 27


a)Romance sonámbulo, de Federico García Lorca.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

*

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

*

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

*

Sobre el rostro del aljibe,
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

b)Para vivir no quiero/islas, palacios, torres de Pedro Salinas.

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las
gentes del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo".

c)Muerte a lo lejos, de Jorge Guillén.

Alguna vez me angustia una certeza,
Y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándolo está de pronto un muro
Del arrabal final en que tropieza

La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
Si la desnuda el sol? No, no hay apuro
Todavía. Lo urgente es el maduro
Fruto. La mano ya lo descorteza.

...Y un día entre los días el más triste
Será. Tenderse deberá la mano
Sin afán. Y acatando el inminente

Poder diré sin lágrimas: embiste,
Justa fatalidad. El muro cano
Va a imponerme su ley, no su accidente.


d)El ciprés de Silos, de Gerardo Diego.

ENHIESTO surtidor de sombra y sueño,
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza,
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,                                 
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme                                  
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.


e)Unidad en ella, de Vicente Aleixandre.
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos, 
rostro amado donde contemplo el mundo, 
donde graciosos pájaros se copian fugitivos, 
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro, 
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, 
cráter que me convoca con su música íntima, 
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir, 
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera 
no es mío, sino el caliente aliento 
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor, 
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida, 
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas 
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, 
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente 
que regando encerrada bellos miembros extremos 
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina, 
como un mar que voló hecho un espejo, 
como el brillo de un ala, 
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo, 
un crepitar de la luz vengadora, 
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, 
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.


f)A un río le llamaban Carlos, de Dámaso Alonso.

Yo me senté en la orilla;
quería preguntarte, preguntarme tu secreto;
convencerme de que los ríos resbalan
hacia un anhelo y viven;
y que cada uno nace y muere distinto
(lo mismo que a ti te llaman Carlos).

Quería preguntarte, mi alma quería preguntarte
por qué anhelas, hacia qué resbalas, para qué vives.
Dímelo, río,
y dime, di, por qué te llaman Carlos.

Ah, loco, yo, loco, quería saber qué eras, quién eras
(genero, especie...)
y qué eran, qué significaban «fluir», «fluido», «fluente»;
qué instante era tu instante
cuál de tus mil reflejos, tú; reflejo absoluto
yo quería indagar el último recinto de tu vida
tu unicidad, esa alma de agua única,
por la que te conocen por Carlos.

Carlos es una tristeza, muy mansa y gris,
que fluye entre edificios nobles,
a Minerva sagrados y entre hangares
que anuncios y consignas coronan.
Y el río fluye y fluye, indiferente.
A veces, suburbana, verde, una sonrisilla
de hierba se distiende, pegada a la ribera.
Yo me he sentado allí, sobre la hierba quemada
del invierno para pensar por qué los ríos
siempre anhelan futuro, como tú lento y gris.
Y para preguntarte por qué te llaman Carlos.

Y tu fluías, fluías, sin cesar, indiferente
y no escuchabas a tu amante extático
que te miraba preguntándote
como miramos a nuestra primera enamorada para saber si le fluye
                                                                                                   un alma por los ojos,
y si en su sima el mundo será todo luz blanca
o si acaso su sonreír es sólo eso: una boca amarga que besa.
Así te preguntaba: como le preguntamos a Dios en la sombra
                                                                                                   de los quince años,
entre fiebres oscuras y los días -qué verano- tan lentos.
Yo quería que me revelaras el secreto de la vida
y de tu vida, y por qué te llamaban Carlos.

Yo no sé por qué me he puesto tan triste,
contemplando el fluir de este río...
Un río es agua, lágrimas: mas no sé quién las llora.
El río Carlos es una tristeza gris, mas no sé quién la llora.
Pero sé que la tristeza es gris y fluye.
Porque sólo fluye en el mundo la tristeza.
Todo lo que fluye es lágrimas.
Todo lo que fluye es tristeza, y no sabemos de dónde viene la tristeza.
Como yo no sé quién te llora, río Carlos,
como yo no sé por qué eres una tristeza
ni por qué te llaman Carlos.

Era bien de mañana cuando yo me he sentado
a contemplar el misterio fluyente de este río,
y he pasado muchas horas preguntándome, preguntándote.
Preguntando a este río, gris lo mismo que un dios;
preguntándome, como se le pregunta a un dios triste:
¿qué buscan los ríos?  ¿qué es un río?
Dime, dime qué eres, qué buscas,
río, y por qué te llaman Carlos.

Y ahora me fluye dentro una tristeza,
un río de tristeza gris,
con lentos puentes grises,
como estructuras funerales grises.
Tengo frío en el alma y en los pies.
Y el sol se pone.
Ha debido pasar mucho tiempo.
Ha debido pasar el tiempo lento, lento,
minutos, siglos, eras.
Ha debido pasar toda la pena del mundo,
como un tiempo lentísimo.
Han debido pasar todas las lágrimas del mundo,
como un río indiferente.
Ha debido pasar mucho tiempo, amigos míos,
mucho tiempo
desde que yo me senté aquí en la orilla,
a orillas de esta tristeza, de este
río al que le llamaban Dámaso, digo, Carlos.


bblanco



g)Alba rápida, de Emilio Prados.

¡Pronto, de prisa, mi reino,
que seme escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Que se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
                          Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!

Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!
¡que se me va, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!
¡que lo arrastran!, ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes!
¡Pronto, que el reino acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece... 

h)Donde habite el olvido, de Luis Cernuda.

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.



i)Lo que dejé por ti, de Rafael Alberti.

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


j)Era mi dolor tan alto, de Manuel Altolaguirre.

Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.

¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.

Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.

Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.



Diferencias entre singladura y travesía


Singladura: 
1.Distancia recorrida por una nave en 24 h, que ordinariamente empiezan a contarse desde las 12 del día. 
2. En las navegaciones, intervalo de 24 h que empiezan ordinariamente a contarse al ser mediodía.
3. Rumbo (Dirección trazada en el plano del horizonte).

Travesía: (Tiene acepciones pero las más relación tienen con singladura son la 7 y la 8). 
1.  Dicho del ganado: Que sin ir a puntos distantes sale de los términos del pueblo donde mora.
2.  Dicho del viento: Que da por alguno de los lados, y no de frente. 
3. Sitio o terreno por donde se atraviesa.
4.. Camino transversal entre otros dos.
5.  Callejuela que atraviesa entre calles principales.
6.  Parte de una carretera comprendida dentro del casco de una población.
7.  Distancia entre dos puntos de tierra o de mar.
8.  Viaje por mar o por aire.
9. Cantidad que hay de pérdida o ganancia entre quienes juegan.
10. Mar. Viento cuya dirección es perpendicular a la de una costa.
11. Mar. Paga o viático que se da al marinero mercante por la navegación desde un puerto a otro.
12. Mil. Conjunto de traveses de una obra de fortificación, tanto para la defensa como para el ataque.
13. Región vasta, desierta y sin agua.
14. Modo de estar algo al través.

dissabte, 18 de maig del 2013

El cadáver exquisito y el caligrama.

Hace unos pocos días en clase de castellano hicimos una actividad realmente divertida que me gustó mucho. Consistía en crear un texto mediante un grupo de personas, pero cada persona escribía una frase sin que se supiese lo que había escrito su compañero. A este tipo de textos se le llama cadáver exquisito. Y el tema que elegimos fue la mariposa. Este es el que hice con mi grupo, compuesto por Irene, Alicia, Anabel, Rosa, Nuria y por mi:

Mariposa de color rosa

Volaba alegremente de flor en flor
En un jardín lluvioso y amplio.
De repente, una ráfaga de viento la arrastró,
Se asustó, y huyó a África.
La mariposa murió asfixiada en un barco.


Este tipo de ''juego poético'' era propio de las Vanguardias, que junto con los caligramas eran muy populares. El caligrama es un tipo de poemas que no utilizan estrofas y está formado por imágenes relacionadas con el contenido que lo pretendían era provocar a los burgeses y romper con los movimientos artísticos anteriores.
 Ejemplos de caligramas:



                                                   



Literatura

Como a partir de vamos a empezar con la literatura, me ha parecido útil subir al blog mis trabajos de Valenciano sobre el Novecentismo y las Avanguardias porque vamos a trabajar estos períodos. Para ver los haced clic en cada movimiento.

dimarts, 23 d’abril del 2013

Tutorial sobre Wix

Para aquellos que estéis interesados en hacer una página web aquí os dejo un blog sobre cómo hacerlo desde la página de Wix de una forma fácil, gratis y sencilla. Para ver lo haced clic aquí.

Día Internacional del libro

Como sabéis hoy 23 de abril  es el Día Internacional del libro y con motivo de este día en nuestro instituto hemos participado una actividad en la qual teníamos que aprendernos un poema o fragmento de un libro y decirlo a las personas que nos preguntaran y nosotros preguntar a los demás participantes.
Yo para Castellano he elegido un poema de Miguel de Unamuno ( 1864-1936) de su libro, Cantares, cancionero poético. Y es este:

Leer, leer, leer, vivir la vida 
que otros soñaron.
 
Leer, leer, leer, el alma olvida
 
las cosas que pasaron.
 
Se quedan las que quedan, las ficciones,
 
las flores de la pluma,
 
las solas, las humanas creaciones,
 
el poso de la espuma.
 
Leer, leer, leer; ¿seré lectura
 
mañana también yo?
 
¿Seré mi creador, mi criatura,
 
seré lo que pasó?


Para Ética he elegido un poema llamado ''Deseo de libertad'' de Teresa Aburto Uribe (1965-presente) y es el que viene a continuación, que habla sobre la libertad.

Déjame volar libre por los prados,
déjame sentir las caricias del viento,
quiero cabalgar encima de una nube
acariciar el sol y perderme en el tiempo.

Déjame escalar la colina más alta,
déjame soñar que estoy sola en la montaña
quiero descubrir un refugio solitario,
quiero conocer de la libertad sus entrañas.

Déjame  volar como lo hacen las gaviotas
déjame llegar a la playa más hermosa,
quiero dibujar en la arena mis sueños
quiero dormirme y que me despierten las olas.

Y déjame por fin, caminar con las estrellas
y déjame sentir que soy como una de ellas,
entonces al saber que todo ha terminado
volveré para decirte, lo que quería, he soñado.


Además este día se celebra porque murieron dos grandes escritores, Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Aunque en realidad no murieron ninguno de los dos este día porque utilizaban diferentes tipos de calendarios. 
También hoy es el dia de Sant Jordi ( en catalán Diada de Sant Jordi) i en Cataluña es tradición regalar un libro y una rosa, los hombres a las mujeres por la leyenda de San Jorge y el dragón. Si queréis ampliar esta información podéis consultar esta página: http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_Sant_Jordi